En realidad, el palíndromo es muy simple
en su concepción y en sus normas ya que se reducen a una sola: que su lectura
de vuelta sea como la de ida. Sin embargo, además de concentración, realizarlo
correctamente requiere:
- Dedicación: es necesario «perder miserablemente el tiempo»,
lo que sin embargo nos hará ganar en conocimiento.
- Predisposición al cálculo mental: desdoblar el
pensamiento y razonar de manera bidireccional y «multisemántica».
- Paciencia y habilidad: nada sale a la primera y cuando uno
cree que lo está consiguiendo, el proceso puede torcerse o truncarse; todo un
reto.
- Capacidad para imaginar, retener, aislar, combinar,
proyectar absurdos lingüísticos que, en cambio, pueden sorprendernos.
Concluir un palíndromo produce una sensación parecida a quien
descifra algo secreto o enigmático; un mensaje cuya llave maestra se encuentra en
algún lugar recóndito donde conviven imaginación y razón.
"Sé verla al revés "
Polo Vallejo / Eufonía 47 - Graó
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